¿Convertimos al enemigo en aliado Social?

Son criticados, perseguidos, vigilados, reprendidos, denostados, aislados, amonestados y a veces hasta expulsados de sus entornos laborales. Se dedican en horario laboral a seguir sus facebooks, aceptar amigos, postear en muros, instagramear los momentos, twittear sin parar hasta que suena la campaña que les libera del yugo laboral.

Esconden hábilmente sus smartphones cuando el jefe acecha o el compañero les acusa de su falta de interés por el trabajo. Usurpan las redes Wifi del trabajo de manera fraudulenta. Sus baterías chupan la energía de los ordenadores corporativos cual sanguijuelas hasta la saciedad. Se pueden dejar las gafas sobre la mesa, la luz encendida, las llaves del armario donde archivan los documentos, pero nunca su metralleta social. En el descanso se lo llevan sin mirar a nadie ni al suelo, de camino al almacén comprueban su muro, al aseo ni que decir tiene….

Son la amenaza de los responsables de informática. Les llaman sucios pues dicen que portan virus. Son la pesadilla de los Recursos Humanos. No saben qué hacerles pues además de toda esta vida digi-social-laboral cumplen con sus obligaciones laborales!!!

Y lo peor de todo. El empresario. El empresario está convencido de que paga por esos minutos de acciones digi-personal-sociales. Cree que producirían más si no tuvieran su juguete y su mente bitarea en esa droga digital. Tengo al enemigo en casa.

Habitualmente el empresario vive en esa interminable angustia de saber que los tiempos le imponen nuevos tipos de promoción, de formas de publicidad, de llegar a los clientes de otras maneras y a otros clientes, todo ello marcado por la imperante nueva realidad Social digital. No hay tiempo pues no entiende muy bien qué y cómo hacerlo. No hay dinero pues necesita un experto que diseñe la estrategia de la presencia social de la empresa que cuesta una fortuna que ni se tiene ni se asegura recuperar pues nadie le aclara como va a medir su retorno de inversión en las estrategias sociales.

¿Qué hacemos? ¿Volvemos a la empresa analógica del siglo pasado o del anterior? ¿Despedimos a esos empleados-monstruos que se pasan la jornada pegados a su dispositivo? ¿Cerramos la web pues no es más que un panfleto estático? ¿Volvemos a las maquinas de escribir y a la plumilla?

¿O quizás como empresa/empresario cambiamos nuestro prisma de ver las cosas y vemos a estos empleados como lo que son? ¿Empleados que ADEMÁS de cumplir con sus obligaciones tienen la capacidad de multitarea y son unos expertos en sus entornos sociales con un potencial de llega a cliente mayor incluso en muchos casos que la propia empresa?

¿Nos acercamos a ellos y aprendemos de lo que hacen? ¿Diseñamos una estrategia conjunta de promoción social? ¿Nos formamos y les formamos para poder sacar partido a su actividad social y la conjunta de la empresa?

¿Por qué no hacer una promoción entre los empleados de un hotel a quien postee la foto con más “me gusta” de clientes potenciales en una determinada red social? (hecho fácilmente configurable y medible).

¿Por qué no incentivar a los cocineros o camareros de un restaurante si las fotos que hace de sus platos llegan a un número determinado de seguidores o visitantes en una red social?

¿Por qué no motivar a un empleado de una asesoría si una empresa pide presupuesto de los servicios de la empresa referido de un contacto en su red social?

¿Por qué no premiar si alguien encuentra el perfil buscado para el puesto vacante de diseñador tras “pasar la voz” de la vacante en la red?

Ni que decir tiene las posibilidades de la promoción internacional que puede tener la empresa si disponemos de personal extranjero o que hable diferentes idiomas.

Las posibilidades son tan múltiples como diferentes las situaciones sin más que un poco de entendimiento e imaginación por parte de la empresa a la hora de navegar en la corriente y no ir contracorriente. Tengo al aliado en casa.